El año que viene me voy a Bruselas, me compro batatas y lechugas frescas, carnita de vaca y piñitas tiernas… y, si dan los cuartos, me compro pimientas, papas y cebollas, coles y lentejas; y, si dan al fiado, chicharros y arvejas… porque nada de esto ya me da mi tierra, mi tierra fecunda que la han vuelto seca.
El año que viene me voy a Marruecos, me compro tomates, y quesito tierno, carnita de baifo y pescado fresco. Y si dan los cuartos, me compro un camello, y una gris chilaba y un turbante negro porque muy prontito marcharé al entierro del mago canario, sobrio y tesonero, que muere al golpito en triste sequero.
Si voy a Bruselas, si voy a Marruecos, es porque me mandan un gobierno memo, tercos capataces, pencos leguleyos que a los mercaderes viles se vendieron, vendieron las tierras, vendieron los puertos, vendieron la patria, vendieron al pueblo. Para Venezuela ya no van veleros ni se van a Cuba los brazos isleños. El año que viene me voy a Madrid y, muy sumisito, le voy a pedir un lerdo cartero, un ruín mandarín, un fiscal de hacienda y un guardia civil porque así lo quiere mi gente servil que a la voz del amo dobla la cerviz.
¡El año que viene mandaré a la mierda a los culichiches que venden mi tierra! No me iré en velero para Venezuela, luchar aquí quiero y, a poder que pueda, haré que en mi cielo brillen siete estrellas que alumbren mi patria ¡tan noble y tan bella!
(Francisco Tarajano) |
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